Distraídos
Por lo general, estamos tan llenos de ideas y de opiniones, de miedos y esperanzas que apenas podemos oír nada más que el ruido de nuestros pensamientos; así sucede que pasamos por alto las cosas más importantes. Si habitualmente no miramos lo que vemos, no escuchamos lo que oímos o no sentimos diferente lo que tocamos u olemos, es porque perdidos en nosotros mismos vivimos distraídos.
Si a lo largo del día no nos descubrimos alegres por vivir, pensar o conversar, es porque sumergidos en nuestras distracciones, tomamos por reales los galanteos y delirios de la mente.
Ignacio Botella Ausina.